Así se llamaba el ensayo que le costó a Shelley la expulsión de Oxford. Independientemente de que uno esté o no de acuerdo con él, me parece un título prodigioso. Pero no estoy aquí para hablar de títulos. Otro día, vale?
Este post se refiere, como habréis imaginado, a la famosa campaña de los autobuses ateos. Esta campaña creo que comenzó en Londres (lo normal…) y se ha extendido a diversas ciudades, entre ellas algunas españolas. Aquí, en Sevilla, no, la verdad. Me pregunto por qué. Supongo que el cartel no pegará con el color de los autobuses, o algo.
La Conferencia Episcopal ha puesto el grito en el cielo. Claro, dónde si no. Según ellos la campaña es blasfema y atenta contra la libertad religiosa, porque ofende a los creyentes. Y yo, qué queréis que os diga, creo que en parte tienen razón. Es difícil negársela, las cosas como son: la campaña es blasfema. Blasfema que te cagas. Según la R.A.E. (que no son dios, pero a veces parece que se lo creen… aunque ésa es otra historia), blasfemia es cualquier «palabra injuriosa contra Dios, la Virgen o los santos». Hombre, no es «a la Virgen yo me la follo» , por poner un ejemplo, pero es injuriosa. Con educación, eso sí.
Sin embargo, no acabo de entender por qué la C.E.E. entiende esta frase como un atentado contra la libertad religiosa. Arguyen que la frase da a entender que los creyentes no disfrutan de la vida por culpa de dios. Y a mí, la verdad, me parece un silogismo un poco traído por los pelos. Yo, que suscribo íntegramente el lema de la campaña, no creo que absolutamente nadie deje de creer porque alguien le diga una verdad tan obvia como que dios probablemente no existe. Así que desde luego la libertad religiosa queda a salvo, a pesar de la abominable agresión que supone (o eso parece) para los (algunos?) creyentes los enunciados relativistas.
De hecho, a mí me gusta que haya creyentes. No sólo por los casos excepcionales (habríamos tenido la magnífica música de Bach si el tío no hubiese estado tan obsesionado con glorificar a dios???), sino también por los normales, por los creyentes de a pie. Así que ofrezco gratuitamente este razonamiento a la Conferencia Episcopal, para que lo usen cuando se vuelvan a sentir agredidos.
Queridos hermanos (música de órgano, o guitarrita y coro de voces juveniles desganadas, según sea la audiencia): Piensen por un momento en nuestro país. Un país donde el 80% de la población se declara católica. Creen ustedes, en serio, que íbamos a tener este país tan maravilloso si no fuera por el catolicismo? No se dan cuenta de que la exquisita educación, la inagotable paciencia, la pacífica mansedumbre y la conciencia social solidaria del español medio son consecuencia de la intensa labor pastoral de la iglesia católica? Vayan a cualquier lugar del mundo donde el catolicismo no sea mayoritario y comprobarán la crispación social, las desigualdades entre ricos y pobres, el reino del ventajismo impune… Tenemos de eso en España? En Italia? En Sudamérica? A que no? Creen que es casual? Pues entonces, al menos reconozcan las maravillas que ha hecho la iglesia católica por esta sociedad y dejennos en paz para pontificar, o al menos decidir, o al menos opinar llevando razón, sobre cuándo y cómo se tiene que morir un enfermo terminal o cuál es la única opción sexual recomendable y natural. Y recordad: dios es amor.
Sí, podría haber hecho un post mucho más cerebral y profundo. Podríamos haber sacado a relucir a Santo Tomás de Aquino y sus demostraciones de la existencia de Dios (permíteme que me descojone, santo Tomás, figura…), a Buda o a Nietzsche, a quien seguramente esta campaña le habría encantado. O quizás habría pensado que sus inspiradores eran unos enanos mentales, vaya usted a saber, con el carácter que tenía el tío…
Pero después de mucho pensarlo he decidido que ya me pondré cerebral en otra ocasión. Cuando trate un tema serio, por ejemplo.
PS: Quiero dejar constancia de que me gusta mucho más el eslogan original: THERE IS PROBABLY NO GOD. Nada como la V.O., amigos…